Acompañar en el día a día el proceso de construcción de una shrine, es una experiencia enriquecedora, llena de aprendizajes. Se requiere paciencia, dedicación y atención a los detalles para ver cómo cada pieza encaja en su lugar, cómo la estructura va tomando forma poco a poco. Es un recordatorio constante de que la construcción de algo significativo lleva tiempo y esfuerzo, que cada parte del proceso es importante para alcanzar el resultado final. Además, ver la construcción de un templo budista nos recuerda la importancia de cultivar la calma y la serenidad, de mantener una conexión con lo sagrado y lo espiritual en nuestro mundo moderno y ajetreado.
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